domingo, 13 de febrero de 2011

PAUTAS: EL CRECIMIENTO EN LA FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI

Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles… Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad de los creyentes (Hech. 2,42.47) 

LUNES: DIOS ME DA A CONOCER UNA FAMILIA

Antes de encontrarte Señor, nuestro mundo estaba mucho más vacío, mucho más sólo, era más pesada la vida o quizás no tenía la profundidad que tiene ahora. Los amores me hubiese gustado que fueran más estables, más sinceros, más… pero por alguna razón no lo eran. Cada uno de nosotros buscábamos tu amor, buscábamos una amistad sincera, alguien que pudiera responder en medio de un mundo y una sociedad hostil en donde falta la familia, en donde se rompen muy fácilmente los lazos.
Por esto cuando Jesús sale al encuentro de los discípulos tiene una intención muy clara: la amistad. No basta encontrarse con Él,  Él desea ardientemente forjar una amistad con ellos que no tenga fin. Desea quedarse como el BUEN AMIGO que no puede separarse del camino de sus discípulos. Es el Buen Pastor que viene junto a nosotros (Sal 23) para que tengamos vida y vida en abundancia (Jn 10,1-18).
                Compartir un camino de amistad con Jesús, codo a codo, es don y tarea de toda una vida. No se logra encontrándonos un solo día con El. Se requiere mucho trato y conocimiento hasta llegar a ser El.
Para esto se nos ha presentado en una Familia Misionera a través de un misionero, un apóstol cautivado por él o incluso a través de un amigo(a) que iniciaba en este camino. Y esta amistad no sólo es con él sino entre los miembros de esta FAMILIA, una amistad que vaya más allá de la simpatía o del que “me cae bien”  ES UNA AMISTAD BASADA EN LA FE Y EN EL AMOR  que cada uno le tenemos a Jesús de Nazareth.
                Necesitamos, como los discípulos, no sólo aprender a reconocer a Jesús desde la fe, sino también escucharle, guardar su palabra, compartir su ilusión y profundizarla, llevando a cabo su proyecto de hacer de toda la familia humana "un solo rebaño" que se rija por "un solo pastor" (Jn 10,16). Una FAMILIA UNIVERSAL.
Gracias, mi Buen Amigo, por invitarme a participar de esta Familia Misionera, gracias porque deseas que yo busque a otros para que conozcan esta Familia (Lc 15,3-7) y quieres hacer de nosotros una Familia Universal

MARTES: DIOS ME INICIA EN UNA FAMILIA

Jesús como nuestro guía y pastor nos pone un lugar concreto en esta Familia, no sólo me ha atraído a ella a través de una persona concreta él quiere que yo tenga un lugar aquí, que pueda crecer en este lugar, donde muchos le conocen y tienen experiencia de él. Me inicia haciéndome sal y luz de otros, queriendo que lo que voy recibiendo pueda ponerlo en la mesa que alumbre a todos. (Mt. 5, 13-16)
                “La sal que precisa nuestra tierra y la luz que necesita nuestro mundo de hoy es vernos unidos todos en el mismo Amor de Cristo, no formando sino un solo corazón y un alma sola, a imitación de la primera comunidad cristiana” (J. Bonet), formando una Familia de Amor, en donde los que estamos seamos parte de ella con el corazón, la mente y las fuerzas.
                Nuestra identidad más profunda, por la que Jesús ha dado la vida es la de hacer de todos los hombres una sola Familia; que podamos ser testigos de que Dios reúne entorno a Sí y a su Palabra a personas de distinto estado de vida, raza y condición social sin diferencias ni acepción de personas.
                Las divisiones en nuestro mundo: el racismo, la violencia, las guerras, etc. son fruto de la falta de conocimiento de Cristo (Cf. Os. 4, 6) de un pueblo que muere y mata por no reconocer en cada hombre un hijo de Dios y un hermano; por ver al otro como un estorbo o un rival, pero no como un hermano.
                Nuestra sociedad cambiará de raíz cuando dejemos que Dios ilumine por medio de su Palabra nuestra mente y nuestro corazón y nos haga, no de apariencia, sino profundamente fraternos: “Arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne” (Ez. 11, 19), capaz de amar. Cuando seamos capaces de cómo Él jugarnos la vida por la justicia, por la verdad y por la fraternidad.
                Sólo si una persona se encuentra  con Jesús en una Familia de amor, que lo siga dentro de ella y encuentre su lugar allí, se podrá transformar esta sociedad, el ambiente de división en ambiente de fraternidad. Una persona sensible y obediente a la voz de Jesús como María Magdalena: “Anda y dile a mis hermanos que subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes” (Jn 20, 17)     
                Que hoy escuchemos de ti este mismo mandato de anunciar a todos que Dios es nuestro Padre y todos nosotros somos hermanos, que todos podemos ser parte de una Familia Universal.

MIÉRCOLES: DIOS ME FORMA EN UNA FAMILIA

“Ante la realidad palpable de una humanidad dividida y de corazones rotos y vacíos por la ausencia del Amor y Vida divinos, nos urge la caridad de Cristo… en corazones integrados y libres, llenos del Espíritu de amor, y a ofrecer un pueblo de hermanos congregados en Uno, sólo por el amor de Cristo.” (Const. Verbum Dei # 50.)
Descubrimos en nuestro mundo, la carencia del Amor verdadero, de sinceridad, de coherencia, y queremos como seguidores tuyos transformar este ambiente en un ambiente de Reino. Pero para esto necesitamos que nuestra vida sea coherente, que sea testimonio de este amor que tú nos regalas, que podamos poseer ese corazón integrado y libre; necesitamos entonces formarnos. Lo único que responde es el Amor que no tiene límites de paciencia, de esperanza, de generosidad. Pero también sabemos que no nos es posible amar así si tú no nos enseñas, si no nos capacitas, por eso también nosotros estamos sedientos de ti. Se tú nuestro maestro, no de teorías, sino en la práctica, en nuestro diario vivir: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios de mi vida” (Sal 42, 2), del Dios que nos enseña a amar en la vida. En esta familia, a través de los hermanos tú me enseñas a amar y forjas mi corazón, dejarme conducir en esta familia es mi primera lección, ayúdanos a ser humildes y a ponernos en tus manos a través de las manos frágiles de la Familia Verbum Dei Barquisimeto, para que nos transformes como el alfarero. (Jer. 18, 1-6)
El secreto de una persona que ama mas allá de sus límites es que se deja amar por Jesús es este amor que rebasa todo límite. Sólo la experiencia del Amor de Dios nos capacita para amar.
Así has capacitado tú Jesús a todos tus discípulos y eso quieres hacer con nosotros. El amor que perdona y devuelve la dignidad como a aquélla pecadora del evangelio, que al encontrarse con tu mirada es capacitada para no volver a pecar (Cf. Jn 8, 3-11);
La vida fraterna no es fácil, está llena de retos y dificultades: hay que aprender a vivir desde la fe y dar soluciones prácticas a las diferencias propias de nuestra condición humana: somos limitados, nos impacientamos, tendemos al egocentrismo, a ver nuestras necesidades antes que las de los demás, y esto parece que complica nuestra relación con los otros y nos hace dudar de que se pueda plasmar el Reino. Pero este es precisamente el testimonio que necesitan ver nuestros hermanos y nosotros mismos para creer que el Amor y la fraternidad son fruto del Espíritu Santo y no se pueden vivir sin la gracia de Dios: “Mi gracia te basta, pues mi fuerza se muestra perfecta en tu debilidad” (2 Cor. 12, 9)

JUEVES: DIOS ME INVITA A SER APÓSTOL EN ESTA FAMILIA

En un tiempo determinado he experimentado tu llamada Señor a estar más cerca de ti a poder encargarme de otros, tú me has escogido especialmente en medio de esta Familia donde me has puesto. (Mc. 3,13-14).
Después de un camino me doy cuenta  que no me has elegido ni por mis cualidades, ni talentos ¿Qué garantías te puedo ofrecer yo? fuiste Tú quien me elegiste gratuita y amorosamente, no yo quien te elegí a Ti. A nivel del mundo para cualquier trabajo o car­go importante se pide la hoja de vida y cualidades especia­les. A Ti, para esta misión de vida eterna ¿qué te puedo presentar? "No soy digno de que entres en mi casa".
                Así pues las cualidades del apóstol no son algo que se deba poseer para ser lla­mados o enviados, sino las actitudes con que agrade­cemos el haber sido llamados, "po­niendo cada vez más empeño en afianzar nuestra vocación y nuestra elección" (2 Pe 1,5-11). Quien no pone en juego aquí todo su ser es que es "ciego y corto de vista", si te has gastado y desgastado en lo que es basura, ¿no lo vas a hacer ahora por el au­téntico tesoro­? Las joyas de fantasía sólo te sirven para aparentar pero no para ha­cer­te rico. La apariencia de una vida evangélica y la aparien­cia de una evangelización no te ha­rán auténticamente fe­liz, andarás como quien tiene nombre de vida pero estás muerto (Ap 3,1).
                El apóstol ha de vivir en un esfuerzo continuo por ser auténtico, limpio y sa­crifi­cado, esta es la fuente secreta de su invariable ale­gría. Optar por Cristo y por el Evangelio, por esta Familia que Dios me ha dado, en la que he podido escuchar la llamada de Él y en donde estoy recibiendo mi formación.
                Como Familia de Dios, oramos no sólo para que Dios sacie nuestra sed de amor y compañía sino por que Dios ve detrás de nosotros todo un pueblo que todavía no le escucha y a quienes quiere llegar a través de nuestra vida, quiere que seamos apóstoles de ese pueblo. Detenernos a saborear la Palabra y el Amor de nuestro Dios nos capacita para amar de la misma manera a los demás. Contemplar un amor entregado hasta la cruz por cada uno (Cf. Gal. 2, 20) nos hace querer reproducir la misma talla de amor de Jesús. Necesitamos primero, tus amigos, dejarnos amar por ti por que sólo teniendo este amor podemos darlo, sólo el que tiene la vida, la da en abundancia (Cf. Jn 10, 10), sólo el que comulga con Cristo se responsabiliza de la Vida Eterna de todos sus hermanos.
               
VIERNES: DIOS ME INVITA A SER FORMADOR EN ESTA FAMILIA

Tú Señor tienes una perspectiva muy grande con esta Familia y con mi vida en ella, quieres que mi crecimiento no se detenga, que pueda ir desplegándome humana y espiritualmente. Pero este crecimiento espiritual y humano también implica un crecimiento en RESPONSABILIDAD; faltan muchos obreros para tu mies. (Mt. 9, 35-38).
La formación de discípulos y apóstoles en la Iglesia no es cuestión solamente de instruir con dogmas y métodos de apostolado eficaces. Se trata de imprimir en el discípulo los mismos sentimientos y pensamientos de Jesús: su intención, método, entraña y urgencia por llegar a todos los hombres. Enseñar a orar con el mismo amor y compromiso de Jesús con el Padre, a vivir con su misma pasión sus caminos y anunciar con la misma eficacia su Palabra. Pero al formador no sólo lo llamas a que haga este proceso en su vida, a que se deje formar sino que pueda acompañar este proceso en otros, que pueda ser guía de los que le confías en esta Familia ¿Será que me llamas a formar a otros? ¿Será que puedo encargarme de otros apóstoles que inician?
                No hay otro método de formación que la que aplicó Jesús con sus discípulos: orientar su vida a la experiencia diaria de muerte y Resurrección yendo él mismo por delante, la fecundidad apostólica no radica en los talentos y capacidades del discípulo sino en la calidad de seguimiento personal a su Maestro que se entierra cada día como el grano de trigo, que entrega la vida y muere para dar más fruto (Cf. Jn. 12, 24-32). Tú me llamas a ser relevo tuyo en esa misión de ser Maestro.
                Tal será el punto de vista del apóstol y discípulo de Cristo, del que forma y del que es formado: dejar todo, a todos y a nosotros mismos para poner los ojos fijos en Jesús, que es nuestra meta y corona (Cf. Heb. 12, 1-4)
                Acompáñanos, María, llévanos por los caminos de Jesús para que nuestra dedicación a la Palabra no sea pura apariencia sino sincera para que de frutos de vida Eterna.

SÁBADO: DIOS ME CONFIA A TODA SU FAMILIA.

Es un compromiso este proceso de crecimiento que estamos experimentando esta comunidad, en esta Familia, desde que conocimos al Señor hasta las llamadas específicas que hemos experimentado porque en la realidad es que todos los hombres, desde el bautismo, sin importar estado de vida, sexo, raza o condición, estamos llamados y capacitados para evangelizar y vivir desde donde Dios nos coloca la misión de Jesús. Los primeros que le conocemos somos nosotros que oramos y estamos cerca de él. Tenemos un don grandísimo que llevar a otros.
                Es el Espíritu Santo quien nos va capacitando para vivir con fidelidad nuestra misión como cristianos y lo hace a través de estos diálogos intensos, afectivos y prolongados con el Padre, sólo desde ahí entendemos la urgencia de la misión, cuando sus preocupaciones son las mías, su tristeza frente a tantas personas que sufren por falta de conocimiento (Cf. Os 4, 6) es también mi tristeza, su alegría al encontrar al que estaba perdido, también es mi alegría (Lc. 15, 5).
                El deseo de Dios es que sigamos creciendo y para poder crecer es necesario afianzarnos nosotros, afianzar a la Familia, poner las bases y las estructuras a través de las cuales podemos seguir creciendo. 

FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI BARQUISIMETO
13-19 de Febrero 2011
Pre-pascua: 5-8 Marzo 2011.
Facebook: Verbum Dei – Barquisimeto
0251-2737625

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