jueves, 23 de septiembre de 2010

REFLEXION PERSONAL: ¿QUIEN SOY?

En esta etapa de mi vida, siento la necesidad de ser coherente conmigo mismo y de poner las cosas en su verdadero y justo lugar, y sobretodo por justicia y por amor, darle a Cristo el verdadero lugar que tiene en mi vida y que debería tener en la vida de cada uno de nosotros, hoy simplemente quisiera dejar claro quien soy? y quien no soy?, para que nadie se confunda y como Juan el Bautista siempre apuntar e ilusionar a todo hombre a que conozca con claridad que "Él es el cordero de Dios...", que "Yo no soy la Luz, he sido enviado para dar testimonio de la Luz Verdadera que es Cristo", "Yo no soy el Mesìas, he sido enviado para dar a conocer al Mesìas", "Yo no soy el esposo de la novia, soy el amigo del esposo, que sólo se contenta con escuchar la voz del esposo", "Yo no soy el profeta Elias, sino la voz de aquel que grita en el desierto del corazon de todo hombre", "Yo soy la voz de la Palabra viva y verdadera", Soy simplemente Jorge Luis Flores Cobeñas, hijo de doña Rosa Cobeñas y Don Guillermo Flores, nacido en medio de una familia humilde y sencilla de 7 hermanos, en el Perú, en la Provincia de Sullana, Departamento de Piura, "elegido por la Infinita Misericordia de Dios para ser su Discípulo, Misionero y Sacerdote de Dios, por eso tomando las mismas palabras del precursor de Cristo, Juan el Bautista, expreso con todo mi corazón: "Que Él es más importante que yo, porque existía antes que yo", y porque "Él ya estaba en el principio de todo", con todo esto lo único que quiero y pido, que en este momento y hasta el final de mi vida este aqui o en cualquier parte del mundo, mi única alegría sería esta: "Que sigan al "Único, verdadero Dios y verdadero hombre", a la "Luz que ilumina a todo hombre", al "verdadero Mesías y Salvador", al "Dios Misericordioso por siempre", al "Dios Bueno y Fiel", al "Rey y Señor", al Dios que nunca pasará, "Todo pasará, mi persona un día pasará, las personas pasarán, el dia menos pensado todos y cada uno de nosotros dejaremos de existir, pero por la gracia de Dios, tengo la firme convicción y la esperanza de que estoy en la niña de los ojos de mi madre la Virgen, y en las manos de mi Padre bueno y fiel, sabiendo que un día resucitaré envuelto en los brazos tiernos de mi Padre Bondadoso, ese día será el día más feliz de mi vida, porque alli como un niño pequeño "enjugaré toda lágrima de mis ojos", porque "con mis ojos lo veré cara a cara y mi llanto cesará", aquel día "ya no habrá más muerte ni lamento, ni llanto ni desesperación, porque todo lo anterior habrá pasado", aquel día será realidad estas palabras ciertas y seguras: "Y ahora todo lo hago nuevo". Amén. Padre Jorge Flores

Nota: todas las citas entre comillas son citas bíblicas que más que buscarlas o entresacarlas, han ido saliendo fruto de la reflexión, por eso no he citado ni libros, ni capitulos ni versiculos, y porque se me hacía muy engorroso citarlas durante todo el texto, y bueno espero que al menos les sirva para que cada uno tambièn deje en claro cuál es su verdadera identidad y no quiera mostrar ni más ni menos de lo que es. Dios les bendiga a todos

martes, 21 de septiembre de 2010

Pautas de la Semana Septiembre 19-25 / 2010


PAUTAS DE ORACIÓN
“Acuérdense de todo el camino que el Señor su Dios les hizo recorrer” (Dt. 8, 2)

Al mirar atrás reconocemos en nuestra historia personal diversos, momentos, experiencias, personas, afectos, vivencias, ambientes y anécdotas que han ido dejando huellas en nuestro corazón, en nuestra mente e incluso en nuestro cuerpo. Ahora vale la pena preguntarnos, ¿bajo qué mirada recorro mi propia historia personal? Responder esta pregunta es importante cuando descubro que según sea la mirada que tenga sobre mi historia personal será el ritmo de mi caminar, no en vano la Palabra de Dios nos dice: “si tu ojo está sano todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo todo tu cuerpo estará a oscuras” (Mt. 6, 22-23), es decir si mi mirada es de esperanza hacia el futuro, todo mi cuerpo, mente y fuerzas se ponen en función de crecer, todo el ser se ilumina, sin embargo una mirada llena de miedos y temores, oscurece el ser y lejos de crecer empiezo a decaer.
Al mirar nuestra vida vale la pena acercarnos a la experiencia del pueblo de Israel, quien recorriendo su historia encuentra la mano de Dios que le sostiene y le invita ver desde sus ojos la realidad: “acuérdense de todo el camino que el Señor su Dios les hizo recorrer en el desierto (…) no se les gastó la ropa, ni se les hincharon los pies. Dense cuenta que el Señor su Dios los ha corregido como un padre corrige a su hijo” (Dt. 8, 2-5). Desde las entrañas paternas de Dios salta el deseo de que recorramos nuestra historia desde su mirada. Cuántas veces salta dentro de mi la pregunta ¿Señor donde estabas cuando viví esta experiencia?¿Donde te encontrabas cuando conocí a esta persona? Muchas veces surge dentro de mi el reclamo ante la soledad de Dios: “El señor me ha abandonó, mi Dios se olvidó de mí” (Is. 49,14), sin embargo el corazón materno de Dios me recuerda: “¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré. Yo te tengo grabada en mis manos, siempre te tengo presente” (Is. 49, 15-16).

LUNES: DIOS MIRA ELCORAZÓN Y NO LAS APARIENCIAS
Desde la mirada de Dios mi vida se proyecta hacia al futuro con un ánimo, una confianza y una esperanza que surge de reconocer en mi historia a todo un Dios que me ha creado en un impulso de amor y que conserva y capacita mi vida para crecer ante los retos que se presentan en mi proceso personal. Desde esa mirada que nace de un trato amigable con Dios, puedo como David enfrentar a los Goliats que salen en mi camino (Cf.1 Sm 17).  David que era un simple pastor hijo de un anciano de Belén y que físicamente era el pequeño de la casa, es ungido como rey de un pueblo (Cf. 1 Sm 16, 1-13) aún en contra de las evidencias humanas que le hacían ver débil e incapaz. ¿Cómo un simple pastor llega a convertirse en rey? Sólo la mirada de Dios que no se fija en las apariencias sino en el corazón (1 Sm 16, 7) es capaz de sacar lo precioso de lo vil en nuestro camino, en nuestra historia personal y proyecta el futuro con la esperanza de que estamos en buenas manos.
  Pidamos al Señor en esta semana el don de leer nuestra historia personal y familiar a la luz de su mirada y con optimismo ver nuestro futuro, para que como David podamos enfrentar nuestros Goliats no con armaduras pesadas sino con cinco piedritas (Cf. 1 Sm 17, 38-40), y así que las complicaciones propias del miedo, den paso a la confianza, a la esperanza, a la misericordia, a la apertura y a la paciencia.

MARTES: DIOS SE COMPROMETE CONMIGO Y MI PROCESO
1 Samuel 16, 1-13. “Anda, llena de aceite tu cuerno que quiero que vayas a la casa de Jesé, el de Belén, porque ya escogí como rey a uno de sus hijos” (v.1b). Dios se acerca a la vida de David y su familia a través de un hombre llamado Samuel y desde allí empieza un camino, una historia de amistad con el menor de ocho hermanos. Una historia que tiene como fin hacer de David, aquel pastorcillo común y corriente, un rey. La mirada del hombre ve “al menor”, al pequeño al débil y desde ese presente la mirada de Dios proyecta algo más: un rey. ¿Cómo se desarrolla esta historia? Se desarrolla en momentos de dificultad (1Sm 31, 2 Sm 11,1-12,23), pero también en momentos de triunfo y alegría (1 Sm 5,1-5; 2 Sm 12,24). Al finalizar la obra de Dios el menor de ocho hermanos será el gran rey David, quien venció a Goliat tomando sólo cinco piedritas (Cf. 1 Sm 17).
Dios también se compromete conmigo, se compromete con mi proceso y mis decisiones. Los amigos de Dios conocen mucho de ese caminar, Jaime Bonet llega a decir: “se precisa (…) ser testigos del proceso de cristificación de nosotros mismos con la dinámica de progresos y retrocesos, de deserciones y conversiones constantes, de luchas entre los humano y lo espiritual, entre la razón y la fe, entre el sentir de los hombres y de la sangre, y el sentir de Dios (…) intentando sin desfallecer, llegar “al estado del hombre perfecto”, a la madurez de la plenitud en Cristo” (BIVD. Espiritualidad §9).
Dios, el amigo sabe que la madurez es un camino que tiene subidas y bajadas, trozos rectos pero también curvas. Por eso no se escandaliza de nosotros, por el contrario se compromete conmigo así como lo hizo con David, porque él mira más allá. Señor que en este día pueda como los discípulos de Emaús (Lc 24, 32) dejar que mi corazón arda en mi pecho al ver la gran obra que ya estas haciendo con mi vida y enfrentar abierto a un futuro lleno de esperanza a mis Goliats.

MIERCOLES: TOMA LA PIEDRITA DE LA CONFIANZA
1 Sm 17, 40. “David tomó su bastón, escogió cinco piedras lisas del arroyo, las metió en la bolsa que traía consigo y, con su honda en la mano se enfrentó con el filisteo”. El camino por el cual el proyecto de Dios se va a realizar en la historia de David pasa por enfrentar a Goliat aquel “guerrero de tres metros de estatura (…) que en la cabeza llevaba un casco de bronce, y sobre su cuerpo una coraza (…), unas placas que protegían sus piernas y una jabalina que llevaba al hombro” (1 Sm 17, 4-7). David es conciente de su pequeñez y debilidad, y frente a Goliat parece clara una derrota ¿Cómo superar semejante combate?¿Qué actitud tener ante semejante reto? Junto con su debilidad David es conciente de algo más: en su historia personal ha habido otros combates que ha ganado, ¿acaso es poco vencer ante un león y un oso? Cada uno de nosotros antes de afrontar a nuestro Goliat hemos vivido combates contra situaciones que como un león o un oso eran amenaza, y cada una se esas luchas han sido preparación para el gran combate. El camino del triunfo sobre Goliat está marcado por pequeños triunfos ante el oso y el león, la victoria de David no es fruto de la improvisación sino de una confianza que se gana en el trabajo diario.
David nos regala una segunda clave: la confianza en sí mismo. Una confianza que nace de ver en su historia momentos donde haciendo uso de sus capacidades  personales ha triunfado con anterioridad en pequeñas cosas: “cuando yo (…) cuidaba las ovejas de mi padre”, si un león o un oso venía y se llevaba una oveja del rebaño, iba detrás de él y se la quitaba del hocico; y si se volvía para atacarme lo agarraba por la quijada  y le daba de golpes hasta matarlo (…) Y a este filisteo pagano va a pasar lo mismo, porque ha desafiado al ejercito del Dios viviente. El Señor que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de las manos de este filisteo” (1 Sm 17, 34-37). Señor gracias porque como a David me invitas a trabajar mi confianza en los triunfos pequeños a fin de fortalecerme para los grandes combates. Jesús ayúdame a ser fiel en lo poco para poder responder ante los grandes retos (Cf. Lc. 16, 10).

JUEVES: TOMA LAS PIEDRITA DE LA ESPERANZA Y LA MISERICORDIA
1 Sm 17, 37. El Señor que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de las manos de este filisteo”. David muestra al enfrentar a Goliat una segunda actitud clave ante los retos de nuestro camino de crecimiento personal: la esperanza. La esperanza es clave en el desarrollo de nuestro proceso de crecimiento, es la gasolina que alimenta el motor de nuestro trabajo personal. La esperanza para el cristiano es la presencia viva de Espíritu Santo en nosotros que nos permite aprender de las caídas, fortalecernos ante los retos. Esta presencia real en nosotros nos lleva como San Pablo a exclamar “la esperanza nos falla porque Dios ha derramado su amor misericordioso en nuestro corazón” (Rom. 5, 5). Señor, ¿ante qué situaciones deseas manifestarme tu esperanza y tu misericordia?
Gracias Señor porque me permites ver mi historia con la fe en que mi vida tal como está te es valiosa y es ocasión para que se manifieste la Gloria de Dios (Cf. Jn.9,3). Mi presente es ocasión para que se manifieste tu fuerza en mi debilidad (Cf. 2 Co. 12, 10), mostrándome que nada es imposible para ti (Cf. Lc 1, 37) pues eres tú quien ha empezado su obra en mí y tú la llevas y llevarás a buen término (Cf. Flp 1, 6).    

VIERNES: TOMA LA PIEDRITA DE LA APERTURA
1 Sm 17, 37b-40. “Hizo Saúl que vistieran a David con un casco de bronce en la cabeza y lo cubrieran con una coraza (…) Pero enseguida David le dijo a Saúl: -- no puedo andar con esto encima, porque no estoy acostumbrado a ello --  Entonces se quitó todo aquello, tomó su bastón, escogió cinco piedras (…) con su honda”. David ha decidido enfrentar a Goliat y otra persona le aconseja ponerse un traje, pero es muy pesado. David intenta con esa armadura pero no puede, ¿Cuántas veces ante los retos, el miedo y la desconfianza, nos lleva a adoptar decisiones que no se adaptan a nuestra realidad concreta? Al enfrentar los retos personales surge la idea de asumir soluciones o estrategias que lejos de ayudarnos nos entorpecen y son ocasión de desánimo.
David nos enseña una cuarta actitud: la apertura. En nuestro proceso es necesario para crecer la sinceridad que nace de un corazón humilde, es decir de un corazón que quiere estar en su verdad, esa verdad que le hace libre (Cf. Jn. 8, 32), libre para expresar lo que siente, piensa y vive. Una libertad de metas ajenas y de comparaciones, y que le dispone para escoger su modo de alcanzar la victoria frente a Goliat.  Gracias a su apertura y sinceridad, David reconoce que no puede con aquella estructura que se ha colocado encima y decide pelear con Goliat usando lo que conoce y domina: un cayado, cinco piedras y una honda. ¿Qué estructuras, condicionamientos, corazas y modelos ajenos de vida, costumbres, sientes que son un peso que no te deja avanzar en tu camino de crecimiento y conquista de tu propio ser y de la victoria ante los retos de la vida? El triunfo sobre Goliat se alcanza no ocultándose bajo una coraza, sino mostrando lo que somos y conocemos, se alcanza con armas sencillas. Gracias Señor porque realmente a un corazón sincero tú no lo desprecias (Sal 51, 17)

SÁBADO: TOMA LA PIEDRITA DE LA PACIENCIA
1 Sm 17, 48-51. “El filisteo se levantó y salió al encuentro de David, quien (…) metió su mano en la bolsa, sacó una piedra y, y arrojándola con la honda contra el filisteo, le hirió en la frente (…) así fue como David venció al filisteo”. David ha vencido a Goliat y todo parece muy rápido, sin embargo ha supuesto un camino de crecimiento el lograr la victoria. Nuestro proceso personal de crecimiento se topa con una realidad: siempre queremos ir más alto, más lejos y más rápido, como en las olimpíadas, sin embargo es curioso que como David, estos atletas han emprendido una preparación que lleva tiempo. Por eso es necesaria tener en nuestra bolsita, en nuestro corazón una última actitud: la paciencia.
La paciencia ayuda a ser perseverante en el camino decidido hasta llegar a la meta y a decir junto a San Pablo: “no es que lo tenga todo alcanzando; lo que si hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir” (Flp. 3, 13-14). La paciencia que todo lo alcanza (Santa Teresita) y que es reflejo de algo más profundo, la presencia del  mismo Dios en el corazón: “el gozo es mi testigo y la paz mi presencia viva” (Himno de Laudes. Ascensión del Señor). Señor, ¿Dónde me invitas a tener paciencia y experimentar tu presencia viva?
Señor al terminar este recorrido me doy cuenta que conoces mi corazón y por eso pongo en manos de María mis deseos, luces y decisiones, para que al final se cumpla en mi tu palabra: “A los que salgan vencedores les daré a comer del maná que está escondido; y les daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce sino quien la recibe” (Ap. 2,17). Señor al finalizar esta batalla, ¿qué nombre tiene esa piedrecita que me quieres dar?
                           AVISOS OCTUBRE 2010: Sábado 2: Día familiar Verbum Dei
                                                Lunes y martes 11-12: Exp. Oración para nuevos
                                                                Domingo 17: Bingo Domund
FAMILIA MISIONERA VERBUM DEI - BARQUISIMETO