lunes, 21 de marzo de 2011

Cuaresma: camino de conversión



MARTES

Mateo 23,1-12: Ustedes todos son hermanos. En vez de usar la religión y la comunidad como medio de autopromoción para parecer más importante ante los demás, pide que no se use el título de Maestro, Padre o Guía, pues uno sólo es el guía: Cristo; sólo Dios en el cielo es Padre, y Jesús es el maestro. Todos los demás somos hermanos. Esta es la base de la fraternidad que nace de la certeza de que Dios es nuestro Padre. Mateo 23,11-12: El resumen final: el mayor es el menor. Esta frase final es lo que caracteriza tanto la enseñanza como el comportamiento de Jesús: “El más grande de ustedes, será servidor de ustedes. Quien se exalta será humillado, y quien se humilla será exaltado” (cf. Mc 10,43; Lc 14,11; 18,14). ¿Qué es lo que Jesús criticó en los doctores de la Ley, y en qué los elogió? ¿Qué es lo que él critica en mí y qué elogiaría en mí?• ¿Te has mirado al espejo?

MIÉRCOLES

Mateo 20,17-28: La petición de la madre que pide el primer puesto para los hijos. Los discípulos no sólo no entienden el alcance del mensaje de Jesús, sino que continúan con sus ambiciones personales. Jesús insistía en el servicio y en la entrega, y ellos seguían con sus ambiciones personales y pedían los primeros puestos en el Reino. La madre de Santiago y de Juan, llevando consigo los dos hijos, llega cerca de Jesús y pide un lugar en la gloria del Reino para sus hijos, uno a la derecha y el otro a la izquierda de Jesús. Los dos no entendieron la propuesta de Jesús. Estaban preocupados solamente con sus propios intereses. Señal de que la ideología dominante de la época había penetrado profundamente en la mentalidad de los discípulos. A pesar de la convivencia de varios años con Jesús, no habían renovado su manera de ver las cosas. Miraban hacia Jesús con una mirada antigua. Querían una recompensa por el hecho de seguir a Jesús. Las mismas tensiones existían en las comunidades en el tiempo de Mateo y existen hoy en nuestras comunidades. Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué le pido al Señor en la oración? ¿Cómo acepto el sufrimiento y los dolores que acontecen en mi vida?
Jesús dice: “¡Entre ustedes no sea así!” Mi forma de vivir en comunidad, ¿concuerda con este consejo de Jesús?

JUEVES

Lucas 16,19-31: La situación del rico y del pobre. Los dos extremos de la sociedad. Por un lado, la riqueza agresiva. Por el otro, el pobre sin recursos, sin derechos, cubierto de úlceras, impuro, sin nadie que lo acoge, a no ser los cachorros que lamen sus heridas. Lo que separa a los dos es la puerta cerrada de la casa del rico. De parte del rico no hay acogida ni piedad hacia los problemas del pobre que está a su puerta. Pero el pobre tiene nombre y el rico no lo tiene. Es decir, que el pobre tiene su nombre inscrito en el libro de la vida, el rico no. El pobre se llama Lázaro. Significa Dios ayuda. A través del pobre Dios ayuda al rico y el rico podrá tener su nombre en el libro de la vida. Pero el rico no acepta ser ayudado por el pobre, pues guarda cerrada su puerta. Este inicio de la parábola que describe la situación es un espejo fiel de lo que estaba ocurriendo en el tiempo de Jesús y en el tiempo de Lucas. ¡Es el espejo de lo que acontece hoy en el mundo!

La llave para entender el sentido de la Biblia es el pobre Lázaro, sentado a la puerta. Dios viene a nosotros en la persona del pobre, sentado a nuestra puerta, para ayudarnos a llenar el abismo insondable que los ricos crearon. Lázaro es también Jesús, el Mesías pobre y siervo, que no fue aceptado, pero cuya muerte mudó radicalmente todas las cosas. Es la luz de la muerte del pobre que lo cambia todo. El lugar del tormento es la situación de la persona sin Dios. Por más que el rico piense tener la religión y la fe, no hay forma de que pueda estar con Dios, pues no ha abierto la puerta al pobre, como hizo Zaqueo (Lc 19,1-10).

¿Cuál es el tratamiento que damos a los pobres? ¿Tienen un nombre para nosotros? En las actitudes que tomo en la vida, ¿soy percibido como Lázaro o como el rico?• Entrando en contacto con nosotros, los pobres ¿perciben algo diferente? ¿Perciben una Buena Noticia?

VIERNES

Lc 1,26-38 María ante la propuesta de Dios, se deja manejar por una completa disposición; revela su corazón, sus deseos. Sabe que para Dios lo imposible es realizable, no tiene la mínima duda, no endurece su corazón ni su mente, no hace cálculos; quiere solamente disponerse plenamente, abrirse, dejarse alcanzar de aquel toque humanamente imposible, pero ya escrito, ya realizado en Dios. Pone delante de Él, con un gesto de purísima pobreza, su virginidad, su no conocer varón; es una entrega plena, absoluta, desbordante de fe y abandono. Es la premisa del sí. 35-37: Dios, humildísimo responde; la omnipotencia se inclina sobre la fragilidad de esta mujer, que somos cada uno de nosotros. El diálogo continúa, la alianza crece y se refuerza. Dios revela el cómo, habla del Espíritu Santo, de su sombra fecundante, que no viola, no rompe, sino conserva intacta. Habla de la experiencia humana de Isabel, revela otro imposible convertido en posible; casi una garantía, una seguridad. Y después, la última palabra, ante la cual es necesario escoger: decir sí o decir no; creer o dudar, entregarse o endurecerse, abrir la puerta o cerrarla. “Nada es imposible para Dios”

SABADO

Lc 15,1-3. 11-32.El capítulo 15 del evangelio de Lucas está lleno de la siguiente información: “Todos los publicanos y pecadores se acercaban para oírle a Jesús. Los fariseos y los escribas, sin embargo, murmuraban. Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos" (Lc 15,1-3). E inmediatamente Lucas presenta tres parábolas entrelazadas entre sí por el mismo tema: la oveja perdida (Lc 15,4-7), la dracma perdida (Lc 15,8-10), el hijo perdido (Lc 15,11-32). Esta última parábola es el tema del evangelio de hoy.

Aquel que experimenta la gratuita y sorprendente entrada del amor de Dios en su vida se alegra y quiere comunicar esta alegría a los demás. La acción salvadora de Dios es fuente de alegría: “¡Alégrense conmigo!” (Lc 15,6.9) Y de esta experiencia de la gratuidad de Dios nace el sentido de la fiesta y de la alegría (Lc 15,32). Al final de la parábola, el Padre manda alegrarse y hacer fiesta. La alegría queda amenazada a causa del hijo mayor que no quiere entrar. El piensa que tiene derecho a una alegría sólo con sus amigos y no quiere la alegría con todos los miembros de la misma familia humana. El representa a los que se consideran justos y observantes y piensan que no precisan conversión. ¿Cuál es la imagen de Dios que está en mí desde mi infancia? ¿Ha cambiado a lo largo de los años? Si ha cambiado, ¿por qué ha cambiado? ¿Me identifico con cuáles de los dos hijos: con el menor o con el mayor? ¿Por que?

No hay comentarios:

Publicar un comentario